La Orotava nos ofrece la oportunidad de pasear por sus calles y plazas bajo la luz tenue de sus farolas. Tanto la Villa de Abajo como la Villa de Arriba poseen un patrimonio arquitectónico y artístico digno de admiración. De noche la magia de las luces y las sombras otorgan a sus edificios un encanto especial.
Siendo niño recorrí casi a diario parte de sus adoquines sin percatarme entonces de la belleza de este pueblo que ha sabido combinar de alguna manera el pasado con la modernidad.
Hoy sigo recorriendo sus calles empinadas, admirando sus edificios y balcones, sus jardines y plazas, sus iglesias... y descubriendo rincones de ensueño.
Esta es la Plaza de San Francisco, en las inmediaciones de la famosa Casa de los Balcones. Su forma triangular está adornada con varios dragos de dimensiones considerables. Bancos de piedra y madera permiten al visitante descansar con el sonido del agua de sus fuentes.
Al lado de la plaza se alza el conjunto de la Iglesia de San Francisco y el Hospital de la Santísima Trinidad, levantados sobre las ruinas del antiguo convento de San Lorenzo (de principios del siglo XVI). En breve, el "asilo" será trasladado al nuevo Hospital del Norte (Icod de los Vinos).
En las proximidades de la plaza se encuentra también el Molino de Chano, que sigue en la actualidad produciendo uno de los mejores gofios de Tenerife.
Sin duda, La Orotava es un pueblo para perderse por sus calles y callejones, de día y, por supuesto, a la luz tenue de sus farolas.
LA OROTAVA, NOCHE ENTRE ADOQUINES (I), 2011.
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PLAZA DE SAN FRANCISCO
LA OROTAVA
