No solo los tajinastes han florecido. En todo el Parque el colorido vegetal del rosalillo de cumbre, la hierba pajonera, la margarita y el alhelí del Teide... acompañan al codeso, la retama del Teide y al tajinaste rojo. Y escondida de la mirada de curisosos, la violeta del Teide, brillará efímeramente después de soportar y sobrevivir, como un milagro, a las inclemencias climáticas de la alta montaña tinerfeña en el último invierno.
Si teníamos infinidad de motivos para acercarnos al PARQUE NACIONAL DEL TEIDE, en primavera se me antoja que su visita se convierte casi en una obligación.
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