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Monday, October 25, 2010

LA OROTAVA, UN PUEBLO DE BANDERAS.

La famosa jura civil de bandera de los mayores de La Orotava, me hizo recordar que en la entrada de nuestro pueblo hay más banderas. Vaya que si las hay. En el acceso principal por El Ramal desde la autopista del norte (TF-5), aparecen ondeando al viento las insignias de los países de la Unión Europea y las Comunidades Autónomas del reino. Al llegar a la fuente de El Calvario, principal puerta de entrada a la villa, nos dan la bienvenida las de la Unión Europea, España, Canarias, Tenerife y La Orotava. Me cuentan que un día alguien intentó colocar la bandera de un conocido equipo de fútbol que viste de blanco, pero no recibió el permiso para ello. Su enfado fue monumental, no entendía cómo se podían izar las telas de otros clubes extranjeros y la de su equipo del alma no. Se le explicó, con todo detalle y mucha paciencia, que no pertenecían a ningún club deportivo y que el pais tenía desde hacía unas décadas una nueva organización territorial, se había pasado de un Estado centralizado a un Estado de las Autonomías. Costó mucho pero al final logró comprender que nuestros políticos municipales querían rendir homenaje a este cambio producido en la España democrática. También se le informó del auge que el nivel cultural de la población de La Orotava había experimentado en los últimos años, sobre todo, después de la entrada española en la Unión Europea, por eso, la presencia de las banderas de los países miembros. Me dicen que no fue capaz de asimilar esto último, lo del nivel cultural, y sostenía que mucha gente pensaba como él. Aproveché el fin de semana y visité la zona. A pie las cosas se ven de distinta manera. Después de un rato observando este maravilloso espectáculo digno de cualquier ciudad cultural del mundo mundial, sentí por un momento una gran duda. Me asaltó de repente un no sé qué. ¿Las banderas se estropean con el agua, el viento y el sol? ¿Hay que reponerlas cada cierto tiempo, dos veces cada año? ¿Cuánto cuesta todo esto y, sobre todo, quién paga?
Al descubrir que están ahí gracias al dinero de todos y que su mantenimiento nos cuenta algunos miles de euros cada año, decidí que ya no me gustaba la idea de las banderitas. Con el dinero que nos gastamos en ellas podríamos acondicionar esa misma entrada a La Orotava y habilitar una barandilla como la de El Puente. O ayudar a los más necesitados en plena crisis económica. De esta forma, al quitarlas mataríamos dos pájaros de un tiro, primero, se evitaría un despilfarro de dinero de todos los orotavenses y, segundo, también se acabaría con algo del mal gusto que se divisa en algunas partes de la villa. Aunque también es verdad que todo es cuestión del gusto de cada uno, independientemente de su nivel cultural.

En FOTOGALERÍAS se puede ver alguna fotografía más en BANDERAS DE LA OROTAVA.

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